
terrible dama de mirada fuerte,
largas y gruesas piernas
fina nariz de cubilete.
Ni tan obscura como para no verte
ni tan diáfana como para perderte
mi atardecer convaleciente
mañana grave a un palmo de tiranos limítrofes
mi negra oportuna colchón de la luna.
Colócate en la curvatura
que va de la costilla a la cintura,
matrona de los vientos y las voluptuosidades,
escenario del delirio,
agujero para que la res salte y escape.
Susurro de mi perecer
hinquémonos juntas a suplicarle a algún astro
guárdame el secreto de mi miedo, de este terrible espanto,
de la máscula impotencia que me viene
cuando tronchados mis nudillos de partir piedra,
no alcanzan un motivo, un antojo de luz que les quiera.
que va de la costilla a la cintura,
matrona de los vientos y las voluptuosidades,
escenario del delirio,
agujero para que la res salte y escape.
Susurro de mi perecer
hinquémonos juntas a suplicarle a algún astro
guárdame el secreto de mi miedo, de este terrible espanto,
de la máscula impotencia que me viene
cuando tronchados mis nudillos de partir piedra,
no alcanzan un motivo, un antojo de luz que les quiera.
Hécate Leolo Porque sueño no estoy...
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