jueves, 12 de febrero de 2009

Alzheimer

Para Jorge y Elvia
No tiene caso especular
aquella noble mujer basta.
No tiene caso especular el grosor de su alma
la tonalidad
lo blando o duro de sus contornos
si era pegajosa, yerma o parca.
Aquella noble mujer basta.
No tiene caso especular si le hacia el amor o si para él
un acostón bastaba.
No vale la pena hablar de los años en que enojo se escribió con j
ni de que el aceite en cantidades grandes hace daño.
No tiene caso recordar que gasté su rostro de tanto mirarlo
con la esperanza de que por el rabillo del ojo un trozo de alma se le escapara.
Aquella noble mujer basta.
No vale la pena recordar su vocación de molesto consejero,
sus rutinas, el aceite en sus frijoles,
la comida,
los ojos de paloma,
los chismes de familia.
No tiene caso especular ahora que la muerte
cualquier día de estos le atrapa,
ahora que la mirada de un perro dice más que su vista desviada,
ahora que ha olvidado que habla, que sus pies son sus pies y que hay gente que le ama.
No tiene caso especular ahora que el mundo le rebasa
ahora que nada en su habitación falta.
No tiene caso especular aquella noble mujer basta
para saber que un hombre bueno recostado en una cama
no logra atinar los mecanismos que le coloquen en retirada
olvidando que cuando deja de latir el corazón,
el cuerpo no avanza
y uno cabizbajo
trastabilla
y se marcha.
Hécate

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