viernes, 28 de noviembre de 2008

La rodilla


Y cruzó la vida sin mostrar las piernas, aquel hueso que alegaba sobresalía de sus rodillas, aquella culposa herencia, aquel indeseable brote que en el viaje del coito a la fecundación los genes no lograron disipar; aparecía ahora en su hija, como el anticristo que deviene en rodilla, en grasa nómada que después de habitar los senos, conocer el vientre, recorrer las caderas y ampliar los muslos, se negó a descender a los tobillos, y varada en las rodillas, sedentaria, trastocó el orden de unas piernas que hallaron en el pantalón la prenda aliada, al mesías de las rodillas deformes.


Aquella curvatura, esa masa amorfa escondiendo dos pares de hoyuelos color venas, sí, color venas, porque las venas no son moradas, ni azules, ni verde azul, son color venas, venas cuerda floja sobre hondos precipicios de carne y grasa que rechina y truena, carne grasa que no deja ser al hueso, hueso que cuando tuvo la oportunidad de quebrarse, cuando médica y animicamente debió fracturarse, víctima de la propiedad famélica que todo hueso posee, no se le permitió ser, la carne grasa no le concedió el colapso, la debacle.


La carne grasa queriendo ser hueso
la carne grasa estrella
la carne grasa mundo
la carne grasa martirio
la carne grasa rarámuri o purépecha
la carne grasa matriarca
la carne grasa Europa
la carne grasa Estado
la carne grasa mafia
la carne grasa inmensa
la carne grasa saber
la carne grasa moral
la carne grasa ignorancia
la carne grasa omnipotente
la carne grasa redentora
la carne grasa pobreza
la carne grasa, la carne grasa...

Par de medias lunas gemelas en la diferencia, rodillas siamesas que en la incapacidad de ceder la victoria al olvido no cesan de rozarse, dependientes de frotar sus carnes, unidas por los hombros, vestidas de gusanos luminosos.
Hécate






No hay comentarios: